La Balona le coge gusto a codearse con los grandes
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Los albinegros, notables en defensa y solidarios, arrancan un merecido empate en Sabadell.
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El árbitro anula un gol a Gerard Oliva en el 43′ por un dudosísimo fuera de juego.
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Los linenses son mejores hasta el 30′ y el rival le somete en la segunda parte.
La Real Balompédica va camino no ya de salir ilesa -que ya tenía su mérito- sino reforzada de la primera parte del calendario. De ésa que los más escépticos vaticinaron que la iba a hundir en la miseria. Pudo con el Castilla -que ha inscrito a la mitad de su plantilla con el Real Madrid para la Champions- y este sábado ha sumado un merecido y sacrificado punto en la visita a un Sabadell, que recibe de LaLiga por su condición de recién descendido más dinero del que presupuestan los albinegros. El conjunto de La Línea volvió a mostrarse como una escuadra sacrificada y solidaria. Fue mejor en fases del juego. Sufrió en momentos puntuales, para qué negarlo. Pero es que nadie pensó, siquiera por un momento, que meterle mano a esta Primera RFEF fuese a resultar fácil. Si acaso ese ratito de angustia sirve para darle más valor aún al arranque liguero de la Recia.
Una Balona muy elegante, ataviada con su indumentaria rosa, sorprendió a Sabadell durante la primera hora. Esa presión asfixiante, alta, que tanto gusta a Romerito, hizo titubear a los barceloneses, que seguramente no esperaba tanto desparpajo del rival.
Los visitantes trataron de hacer eso que tan buenos resultados le renta de robar y meterse en la casa del vecino. Pero a pesar de que tenían el partido controlado, ocasiones, ocasiones, solo tuvieron una en esa primera media hora. Entre otras cosas porque la zaga arlequinada no es cualquier cosa. Era el minuto 16 y una triangulación de Dorrio con Víctor Mena permitió a éste ponerla con mucha intención, pero Gerard Oliva no atacó el centro cuando debía y no pudo contactar con el cuero.
Hacia la media hora el esfuerzo empezó a pasar factura a los balonos. El conjunto catalán, aplaudido por su público a la más mínima, consiguió pasar dos o tres veces de la línea divisoria con cierto orden y se vino arriba. Tampoco es que aquello fuese un asedio, pero era palpable que el partido había virado. En el 37′ un buen centro de Alfred Planas lo cabeceó alto Néstor, que llegó muy forzado.
Cuando el primer tiempo estaba a puntito de languidecer llegó la jugada que pudo cambiar el rumbo de los acontecimientos. Alhassan Koroma, que hasta ese momento estaba ausente, tomó un balón en el centro del campo, se plantó en la frontal del área y golpeó con muchísima intención. El cuero lo vomitó el poste y se fue a Gerard Oliva, que estaba frente al marco y anotó. El árbitro, a instancias de su linier, anuló el tanto por fuera de juego. No hay una toma incontestable para saber si el auxiliar acertó o no, aunque da la sensación de que metió la pata. En cualquier caso, es de justicia reconocer que en esas acciones tan al milímetro, sin VAR nadie merece ser ajusticiado.
Tras el descanso cambió el panorama. El Sabadell se adueñó del balón y sometió a la Balona, que sin embargo en ningún momento perdió la compostura.
Poco a poco el conjunto catalán iba sembrando la sensación de que el gol podía llegar. En el 56′ en un centro que se paseó sin encontrar remate. En el 60′ tras un córner, Facu García cabeceó con excesiva comodidad, pero Nacho Miras se interpuso con un paradón y en el forcejeo posterior bastante hizo con no salir herido. Ahí asomó una vez la Balompédica la cabeza. Con una acción que culminó otra vez Alhassan Koroma, en buena situación, con un tiro demasiado cruzado.
Al filo del 70′ los de Romerito se salvaron de milagro. El debutante Kaxe remató desde cerca y su disparo se fue de un poste a otro después de pasearse por la línea de meta. En cada punto donde había un balono siguiendo el choque se escuchó un profundo suspiro.
A partir de ese momento la Balompédica se acicaló de nuevo. Romerito reorganizó su retaguardia con más gente y ya no hizo más concesiones. Y sacó a Cham, que en nada de tiempo hizo exactamente lo que tenía que hacer, lo cual tiene más mérito de lo que parece. Los visitantes hasta se atrevieron a estirarse a cinco del final para que Víctor Mena rematase de rosca, pero una mijilla alta.
Los linenses aguantaron sin grandes angustias el arreón final, con el testimonial debut de Leandro Martínez de por medio, y firmaron unas tablas que se antojan justas. Pandalone y Romerito dijeron antes de comenzar la temporada que el objetivo era competir siempre. Lo que no dieron es que la Balona fuera a hacerlo tan pronto, tan bien y ante enemigos de tanto empaque. Y ahora vienen dos partidazos en casa. Para no perdérselos.