Balona: sin gol el fútbol es una farsa
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Los albinegros dominan en Murcia durante 80 minutos, pero solo crean dos ocasiones.
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El equipo de La Línea aún no ha marcado en 2022 y suma un triunfo en siete jornadas.
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La dinámica y la derrota ante el UCAM descabalgan a los linenses de la zona VIP.
Qué poquito tarda el fútbol en cobrarse sus facturas pendientes. La Balompédica se encontró el domingo ante el Nàstic con un punto que no merecía y este miércoles vuelve de vacío de su visita al UCAM, donde, si de un combate de boxeo se tratase, hubiese arrancado en las cartulinas al menos -al menos- un empatillo. Bien es cierto que la derrota en la Condomina se produce por un hecho indiscutible: no ya la falta de puntería de la Balona, sino su incapacidad para transformar su control del balón y su dominio territorial en ocasiones y éstas, en goles. Dos oportunidades muy al final son el escaso -escasísimo- bagaje de casi 80 minutos (con el descuento) de pisar campo contrario. Los de Romerito aún no han marcado desde que comenzó 2022 y un mísero puntos de nueve en ese periodo les descabalga de las cinco primeras posiciones. Lo de su balance en los desplazamientos casi es mejor no analizarlo. Más que nada para no hacer sangre.
El que acuñó aquello de que fútbol es lo que sucede en las áreas y el resto no es más que propaganda había visto unos pocos de partidos como este UCAM-Balona. Los católicos lanzaron una vez a puerta en 90 minutos y se llevaron la victoria. La Balona, según este precepto, se hartó de hacer publicidad engañosa: tuvo el balón desde el minuto 15, dominó territorialmente… pero lo que viene siendo entre los tres palos disparó en el minuto 88′, por medio de Dorrio y su lanzamiento lo hubiese atrapado cualquier barbilampiño con aspiraciones de convertirse en guardameta. Y no hay que ser muy listo para saber que con eso pocas veces da para puntuar. Para ganar ya ni hablamos.
Romerito sorprendió con un once retocado sobre la marcha. Una de esas alineaciones extrañas que los entrenadores se sacan de la manga al amparo de la teoría -más que discutible- de que con veintitantos años jugar tres partidos en una semana en como levantar una pirámide de Egipto… pero en jodido. El míster dejó en el banquillo a Antoñito y Masllorens y dio entrada a Sergi Fernández y Samanés, que había participado en su primer entrenamiento 24 horas antes.
Una vez arrancaron las hostilidades quedó claro que la maniobra escondía la idea de jugar con tres centrales, que se le complicó en el calentamiento, cuando se lesionó Borja López -otro más para la lista- y tuvo que dar entrada a Serge Leuko, que de momento parece un fichaje top. Lo cierto es que esta vez no salió el conejo de la chistera del míster y que en estos casos, así es este negocio, el que queda mal es el supuesto mago, que además hizo tres cambios al final en plan a ver si suena la flauta que quedaron muy raritos.
El primer cuarto de hora fue del UCAM. La Balona no defendía con tres en el centro, sino con cinco, porque ni Loren ni Víctor Mena -que sigue muy por debajo de su nivel- se proyectaban en ataque. Pero la verdad es que ese control de los universitarios era insípido. Hasta que en el 15′ la Balona se hizo un lío para defender una jugada de estrategia y permitió que Charlie Dean asistiese con la cabeza dentro del área y Xemi Fernández más que rematar, empujase el esférico al fondo del marco de Nacho Miras.
El gol, como sucede tantas veces, transformó el encuentro. La Balona, que ahora sí se desabrochó, adelantó la presión, jugó con tres atrás y dos carrileros descolgados arriba, tomó el balón, el dominio y el UCAM se fue a su trinchera a esperar una contra que nunca concretó. Y empezaron las casi-ocasiones. Que si Leandro -activo, pero sin fruto- no llegó a un centro de Gerard Oliva por centímetros (20′) y poco después lo intentó desde la frontal o cabeceó fuera un balón de Loren. En el tramo final Coulibaly y Chironi también probaron suerte desde fuera del área. Pero eso, casi ocasiones. Biel Ribas no tuvo que hacer ni una sola parada.
Tras el descanso y después de una bala de fogueo de Fullana, el mismo guion. La Balompédica controlaba la pelota, pero como el que tiene un mando a distancia sin pilas. Para nada. De hecho hasta el minuto 70′ no se produjo un acercamiento con peligro. Esta sí, una verdadera ocasión. Delmonte cabeceó casi a placer tras un córner, pero directamente fuera.
En el 76′ llegó la más clara. Antoñito, que acababa de entrar, se encontró con un balón cerca del marco y le pegó con todo. El cuero quería irse al marco, pero fue interceptado por Tekio. a metro y medio de la línea de meta. Y se puede decir que ahí se acabó el partido porque por mucho que en el 89′ protestasen los de casa, el disparo de Alberto Fernández lo repelió Nico Delmonte con la cabeza, no con las manos.
La Balona suma una victoria en siete jornadas y en las últimas cinco ha hecho un solo gol. Que haya abandonado la zona VIP no deja de ser una anécdota. Que su ventaja sobre el descenso haya quedado reducida a solo seis puntos -y con varios de sus rivales con partidos pendientes- ya no tiene tanta gracia. Y es que el fútbol no son solo números, también son dinámicas. Y la de esta Balompédica, un día por una cosa y otro por otra, es claramente hacia abajo.