Cuando lo único importante es el resultado
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La Balona logra otra victoria árida, pero que le acerca de nuevo al play-off.
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Miguel Cera logra un auténtico golazo y Víctor Olmo sentencia en el añadido.
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Mere: «Necesitábamos y merecíamos dar una alegría a nuestra gente».
La Real Balompédica Linense se abona a los triunfos áridos. A esos partidos de los que es mejor recordar solo el resultado, porque es lo único positivo. Pero eso sí, victorias que le van acercando, pasito a pasito, a la quinta plaza, que ya está otra vez a solo tres puntos. Ya está de nuevo el play-off a tiro de victoria.
Igual va siendo hora de asumir que esta temporada el único objetivo es regresar a Primera RFEF. Nada de que el balompié que practique el equipo se quede en ninguna retina. De que sirva de tema de conversación en una comida navideña más allá de la de dentro de unos días. Si la pasada semana los albinegros hicieron un ejercicio de oficio para vencer en El Palo, esta vez ajusticiaron al Orihuela al más puro estilo Mere: se pusieron por delante (algo que empieza a resultar crucial), defendieron como leones y sentenciaron al rival en el último suspiro. El que quiera rascar más allá se está equivocando. Seguramente porque, visto lo visto, tampoco es que haya para mucho más.
Hay veces que hay que hacer mucho para incluso perder un partido. Y otras que da con lo justo para sumar tres puntos. Este último caso es el del Balona-Orihuela. Los linenses -a pesar de que pasan por estar divorciados con el gol- convirtieron dos de sus tres llegadas al marco y además con dos invitados a esa tarea. Y después les bastó con defender a un rival que llegaba extenuado y que se quedó enredado en la tela de araña tejido por los locales. No es ningún secreto que esta Balona 2023-24 crece siempre desde la defensa. Los escorpiones tuvieron el balón para casi nada. Apenas dos veces llegaron con auténtico peligro. Por algo enlazan seis jornadas sin perder.
El último partido de la Balona en casa de 2023 se le puso de cara pronto. Muy pronto. Cuando apenas se había visto nada destacado Miguel Cera enganchó un disparo desde lejísimo de esos que sirven para argumentar que hay que tirar desde fuera del área aunque solo sea por si acaso. El balón salió como un obús y entró pegado al palo. Un auténtico golazo. Casi lo único que justificó el gasto de los que pasaron por taquilla. Cera -al margen del gol- fue de lo mejor de su equipo. Dani Santafé, uno de los más desafortunados.
El uno-cero situaba a los de La Línea en su escenario deseado… e invitaba a sus aficionados a aburrirse soberanamente. Los que entrena Baldomero Hermoso Mere jugaron a verlas venir. Con orden, con disciplina espartana. Con implicación intachable. Con todas las virtudes que se le reconocen a este fútbol. Que es tan legítimo como cualquier otro, sobre todo cuando conduce a la victoria. Pero a verlas venir. Y el partido se hizo largo. Larguísimo, eterno.
El Orihuela solo encontró la vía de agua entre los tres centrales que esta vez planteó el técnico albinegro durante un ratito. Justo después del gol. Un centro desde la línea de fondo de Damián al que no llegó Revilla de milagro. Un disparo del incombustible De las Cuevas al que respondió Facundo Ackerman con una extraordinaria parada… y poco más.
Ni siquiera la actividad entre líneas de De las Cuevas y Armando creaba zozobra en la retaguardia balona, que se fue asentando. Tomando marcas. Así que apenas sucedía nada. Si acaso, ya poco antes del final, un cabezazo accidental entre Morcillo y Revilla que ya en la segunda mitad obligó a éste a dejar el terreno de juego.
Los equipos volvieron al campo con 1-0 y al expectativa de que pasasen cosas. Craso error. La segunda mitad fue un aunténtico pestiño. Dulce muy navideño, pero que se indigestó a los presentes, que en algún momento optaron por recordar al añorado Alfredo Gallardo aprovechando que en el césped no había nada que mirar.
El Orihuela tuvo dos. En la primera (51′) Revilla se quedó sin ángulo y estrelló el balón en el lateral de la red. En la segunda (75′) Armando botó una falta y Rafa Ortiz puso de manifiesto el poderío en el juego aéreo de los alicantinos. Solo que esta vez el cabezazo se le fue a una cuarta del marco.
Mientras los visitantes, que entre otras cosas necesitaban piernas después de la paliza de la Copa del jueves y del viaje, habían agotado los cambios, Mere hizo los primeros en el 80′. O es mucha casualidad o deja un saborcillo a mensaje de “necesito refuerzos en invierno” que tira de espaldas. Casualidades de la vida, una de esas permutas in extremis cobró protagonismo.
Posiblemente porque esta hinchada, que tantísimo ha sufrido en 2023, merecía volver a casa con una sonrisa en esta última cita. llegó el 2-0. Que la verdad no refleja lo sucedido en el campo, pero que eso importa ahora entre poco y nada. Lanzó Javi Pérez, rechazó (mal, al centro) Aitor Arias y Víctor Olmo, que acababa de entrar al césped, acertó con la portería Prueba del generoso esfuerzo que realizaron los de casa -algo que nadie pone en duda- es que mientras los compañeros celebraban el gol, a Javi Pérez se le subieron los gemelos. Ya no podía más.
El público, que diez minutos antes amenazaba con rebelarse si llegaba el empate, se fue contento a casa. La Balona alcanza su tercera victoria en casa, su segunda portería a cero, es séptima y despide el año en el campo del colista. Háganse un favor y no le den muchas más vueltas.