2024/252º FederaciónNoticiasResultados

La Balona convierte su primer viaje en un suplicio

  • Los albinegros controlan el partido en la primera media hora, en la que se adelantan y disfrutan de dos claras ocasiones, pero perdonan.
  • Tras la pausa de agua se desfondan y en la segunda mitad se limitan a deambular hasta encajar los dos últimos goles en el tiempo añadido.
  • A pesar de que su equipo perdía desde el 60′, Miguel Rivera no realizar el primer cambio hasta el 75′.
  • Miguel Rivera: «La hostia es de tal calibre que espero que nos haga ver la realidad de esta competición».

Menudo estropicio en el que convirtió la Real Balompédica Linense su primer desplazamiento del curso. Los linenses se trajeron una sonrojante derrota 4-1 a manos del recién ascendido Almería B. El resultado que -posiblemente si se pudiese analizar con exquisita frialdad sería hasta un tanto abultado- invita a reflexionar a los albinegros, que vieron emerger todas, pero todas sus carencias en sesenta minutos. Si, solo en sesenta. Porque en la primera media hora el equipo de La Línea no solo fue mejor y se adelantó, sino que disfrutó de ocasiones para haber ampliado la diferencia. Pero desde ese instante el conjunto visitante, que estrenaba guayabera, se fue apagando hasta quedar literalmente a merced de un rival que le sentenció en el añadido, pero al que no hizo no ya sufrir, sino siquiera preocuparse por mantener su renta en una penosa segunda mitad.

La Balona implosionó en su primer viaje de su segunda temporada en una Segunda Federación de la que le va a costar más salir de lo que muchos pensaban. Los linenes cayeron después de administrar no mal, sino de manera pésima, su partido en Almería. En casi todos los aspectos. La amplia derrota es de esas que crean vértigo y retroalimenta a los críticos. Un revés sin atenuantes, sin peros. Un marcador que igual sirve para advertir a muchos que se las prometían muy felices que esto no va a ser, pero ni mucho menos, un camino de rosas.

Lo cierto es que el arranque del choque fue absolutamente engañoso. Durante la primera media hora la Balona estaba bien plantada y jugaba con ritmo. Con mando en plaza, En la sala de máquinas Alberto Martín y José Antonio conducían el juego a su antojo y al rival le tocaba casi siempre correr detrás del balón. No hubo que esperar mucho, apenas ocho minutos, para que llegase el 0-1. Un saque de esquina botado precisamente por José Antonio lo enganchó David Hernández en medio de la generosa complicidad de la defensa y el meta almerienses.

No acabó ahí la cosa. Fruto de ese control absoluto de la situación el equipo de La Línea tuvo dos más. Dos de ésas que hay que meter o se acaban -a la vista está- convirtiendo en lamento. Fran Carbià y João Pedro dilapidaron oportunidades de ésas que ahora se llaman manifiestas. Y está escrito desde que el fútbol es fútbol que el que perdona paga. Entre otras cosas porque da alas al rival.

La Balona desaparece

El minuto de agua resultó determinante. El técnico de casa. Alberto Lasarte, aprovechó para ajustar a su equipo. Los mediocentros de la Balona ya no tenían tanto tiempo para pensar ni sus compañeros disfrutaban de tanto espacio como habían tenido hasta ese momento.

Pero por encima de consideraciones tácticas lo que determinó el resto del encuentro fue que la Balona se quedó sin aire. Literalmente se fue apagando como una vela. Y claro, la semana pasada a pesar de eso le dio para sobrevivir porque el Antoniano tiene intensidad, pero arriba anda cortito. Pero cometer ese mismo pecado ante un equipo del talento del Almería B se paga. Y caro.

Ya antes de que finalizase el primer periodo los balonos comenzaron a verle las orejitas al lobo. El empate llegó en una genialidad entre Nacho Vila, Marsu, que lanzó al poste, y Lorenzo, que empujó el balón dentro del marco ya casi a puerta vacía. Pero esa genialidad estuvo acompañada de una falta de contundencia en todas las microjugadas de ese ataque por parte de la zaga que indignaba. ¿Apatía o falta de fuerzas?

Lo de la segunda parte es mejor para su salud mental que los hinchas albinegros lo olviden cuanto antes. Y que el cuerpo técnico lo analice al milímetro. Los jugadores de la Balona se contentaron con pasear por el césped como lo hace un boxeador que esté groggy por el cuadrilátero.

Los extremos (ni João Pedro ni Alberto Fuentes lo son y al final el algodón no engaña) ni lo intentaban y acababan buscando su sitio natural, por dentro. Los laterales no se desdoblaban. Y a Jack Harper, que se había movido con sapiencia durante la primera mitad, ya no le daban las fuerzas.

Con esa panorama sucedió lo que tenía que suceder, que llegó el 2-1. Joan culminó una acción en banda de Luis Lara. Otra vez dejación de funciones en la zaga, que no opuso la más mínima resistencia.

La lógica (y las ganas) invitaban a pensar en una posible reacción visitante. Pero no existió. La Balompédica se dio por vencida. No existía en ataque, no hacía peligrar la ventaja local.

Debuta Álex Cantera

Sin embargo Miguel Rivera, en una decisión como poco cuestionable, no hizo cambios hasta el 75′. Que sí, que es público y notorio que alguno de los que estaban en el banquillo andan (también) justitos de gasolina. Pero seguro que más piernas que los que estaban en el campo para media hora sí que tenían. Y peor que los que deambulaban sobre el césped… era bastante complicado hacerlo. Menos mal que dio para que debutase el tarifeño Álex Cantera. Por tener algún buen recuerdo del día más que nada.

Así y todo la Balona consiguió llegar viva al noventa. Pero no era más que un espejismo. Y así se encargaron de constatarlo un juvenil, Perovic (93′) y Manu Morillo (95′) en el añadido. Otra vez con los que estaban en retaguardia ejerciendo de mirones.

El pitido final de Abraham Gutiérrez (que esta vez sí permitió a los linenses acabar con once) sonó a indulto, porque estaba empezando a dar la impresión de que aquello había entrado en una dinámica en la que si sigue un poco más, el resultado abre este lunes los telediarios.

No es, que este entorno es mucho de extremo, tiempo de rasgarse las vestiduras, pero sí de darle una vuelta. Por mucho que las lesiones hayan salpicado la pretemporada no se entiende que un equipo se desfonde de manera sistemática (ya le pasó en el último amistoso en Jerez) apenas pasa el minuto 30. Que si el club contrató a un preparador físico (David Chorro) con pasado en la élite sería para que no sucedan estas cosas. Éste es de los problemas que no se pueden solucionar en una semana. Pero que algo tienen que hacer desde dentro está claro. Porque perder 4-1 en Almería es para hacérselo mirar. Por mucho que solo sea la segunda jornada.

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