Amargo ‘déjà vu’
- La Balona cosecha su recurrente derrota en casa ante el San Fernando y saca a pasear todos los fantasmas del curso pasado.
- Tras un primer tiempo intenso y equilibrado, los azulinos pasan por encima de los locales en la segunda mitad.
- Miguel Rivera: «Ahora es el momento de apoyar a la Balona».
Más de dos mil almas revivieron en el Ciudad de La Línea sensaciones amarguísimas para una hinchada que lleva demasiados palos sobre su orgullo. Por un lado, la Balompédica dejó una sensación (que igual no es del todo real) de que tiene infinitas carencias que, inevitablemente, invitan a recordar el vía crucis en el que se convirtió el curso pasado. Los albinegros han caído hasta puestos de descenso. Que en la tercera jornada no quiere decir nada. Pero vaya, que mejor sería estar donde el Almería B. Por otro, porque ver ganar al San Fernando en La Línea se constituye ya en una costumbre. No es que sea su campo talismán. Es que acredita mejores números que en Bahía Sur.
No arranca esta Balona 2024-25 construidas con tanta ilusión. Ha ganado un partido y porque el rival -el Antoniano- no da más de sí. Solo hay dos equipos en el grupo que hayan visto más veces profanada su portería. El algodón no engaña. Y lo peor es que nombre a nombre no parece que esta plantilla sea para ofrecer la imagen ingrata de los dos últimos encuentros. El equipo deja sensación de no saber cómo meterle mano a un partido. De irse desinflando a medida que avanza el cronómetro. Y por segunda semana consecutiva los cambios efectuados por su entrenador Miguel Rivera son, como poco, muy debatibles.
La historia se repite y de nuevo el primer tiempo fue mucho más esperanzador. Jugado, por bando y bando, con muchísima intensidad, a un rirmo muy alto. A ratos mandaban unos. A ratos, los otros. La apuesta del entrenador local por Adri Carrasco le salió perfecta. Es un jugador diferente. Encara, genera sensación de zozobra en el rival. Le va a dar mucho. El otro cambio en el once tras el fiasco de Almería, dando entrada a Carlos Cano genera que el doble pivote sea más estable, más sólido, pero también más huérfano de fútbol. Y la Balona, al menos hasta que no llegue Ale Hernández, no está sobrada precisamente de criterio.
Rivera también movió otras piezas. Colocó a Alberto Fuentes de segunda punta y a Fran Carbià en un costado. El algecireño, en su sitio natural, jugó sus mejores minutos desde que aterrizó en La Línea. No se le cayeron los anillos por hacer de arriero y llevar a la zona de definición los balones que no eran capaces de enviar los centrocampistas. Por el contrario Carbià desapareció. No se siente nada cómodo tan cerca de la línea de cal. En esa zona va a ser necesario encontrar la fórmula de la cuadratura del círculo para dar con la clave.
En esta primera entrega del encuentro los dos conjuntos disfrutaron de una clarísima ocasión. Los de casa justo a la media hora y tras un robo como premio a la presión alta. El balón llegó a David Hernández y su disparo, con mucho sentido, lo desbarató Ángel de la Calzada. La de los azulinos llegó casi al límite del tiempo. Airam Cabrera le ganó la espalda a la defensa, pero Álex Lázaro se hizo grande, achicó espacios con su salida y desbarató la ocasión.
El empate al final del primer periodo se antojaba justo. Es más, los primeros cuarenta y cinco minutos dejaron un buen sabor de boca. Una primera parte más que aceptable para esta Segunda Federación generalmente tan rácana. El público no dudó en premiar a los protagonistas con aplausos.
La Balona desaparece
Como hace una semana en suelo indálico, el míster rival movió ficha. Dos cambios en el intermedio. Y como entonces, el partido viró ciento ochenta grados. A la Baona parecía habérsela tragado la tierra y el San Fernando demostró, sencillamente, que al día de hoy es mejor equipo. Está más hecho, tiene los mecanismos más automatizados. Y además cuenta con dos o tres futbolistas (Julio Iglesias uno de ellos) a los que da gloria ver jugar.
No era necesario precisamente tener un máster. Cualquier neófito en la materia futbolística podía predecir en el 50′ cuál era el futuro del partido. No es que los de casa llegasen con más o menos peligro. Sencillamente, no llegaban. Eran incapaces de enlazar tres pases seguidos. A ratos resultaba desesperante.
En el 55′ el árbitro, a instancias de su auxiliar María de las Mercedes Parra anuló un gol a los visitantes por un presunto fuera de juego de Rubén Enri. Lo mejor que le pudo pasar a la juez de banda es que a la postre esa jugada no fuese decisiva, porque los de la Isla le hubiesen dando muchas vueltas. Y, casi seguro, con toda la razón.
Pero vaya, que lo esa decisión, justa o no, lo único que consiguió fue prolongar la agonía. En el 59′ Rivera hizo tres cambios de una tacada. Se fueron Sergio Chica -al que se vio obligado a proteger porque Jayro Muñoz ya le había perdonado la segunda amarilla-, Carlos Cano y, sorprendentemente, Alberto Fuentes. La marcha del algecireño propició que Adri Carrasco se tuviese que cambiar de banda. Ya no hubo más noticias de él. Vaya, un disparo en el pie en toda regla.
Cinco después llegó el 0-1. En un córner. Por si no había bastantes cosas que recordaban a todo lo malo de la 2023-24 un gol… de córner. Dani García se adelantó llegando desde atrás a una defensa contemplativa.
El resto fue complicadísimo de digerir, sin que el regreso del tarifeño Pepe Greciano a los terrenos de juego sirva siquiera para endulzarlo. La Balona no fue capaz ni de desestabilizar a un San Fernando bien plantado, que cada vez que salía, anunciaba peligro. En el 92′, después de que el larguero hubiese devuelto un remate a quemarropa de Yerai, llegó el 0-2. Golazo de Manel Martínez, en una posición dificilísima. Era la sentencia a una victoria merecida no. Merecidísima. Incontestable.
Los más resignados comenzaron a marcharse. Otros se quedaron para hacer llegar a la plantilla tras el pitido final que no están dispuestos a pasar otra vez por el tormento de la temporada pasada. Nada es definitivo a mitad de septiembre, pero el regusto amargo en el paladar recuerda mucho a tiempos pasados que no fueron precisamente mejores. Está muy bien lo de los discursos grandilocuentes. Pero ya va siendo hora de que este equipo hable sobre el campo.