La Balona recupera el pulso
- Los albinegros arrancan un empate en su visita a la Minera a pesar de jugar media hora con diez por expulsión de David Hernández.
- Los de Rivera demuestran orden, sacrificio y piernas en defensa.
- Los linenses, negados con el gol, malogran otra vez tres claras ocasiones en el primer tramo.
- Miguel Rivera: «Debemos creer más en nosotros, este empate corta una rachita negativa».
Brotecitos verdes en forma de empate balsámico para una Real Balompédica que arrancó un punto de su visita a la Deportiva Minera a pesar de jugar desde el minuto 65 con un hombre menos por la autoexpulsión de David Hernández. Un buen resultado (lo mejor de la mañana) dadas las circunstancias y la intensidad del rival. Un premio que los linenses alcanzaron desde una sensible mejoría defensiva y con más actitud y piernas que en los dos batacazos precedentes. Unas tablas que no sacan a los de La Línea de la zona de descenso, aunque eso a estas alturas del curso no deja de ser un problema muy menor. Más preocupante es la dificultad que tienen los albinegros para gestar fútbol y, sobre todo, su alarmante falta de gol. Después de cuatro partidos sus dos únicas dianas han llegado en acciones a balón parado: un penalti y un córner. Por mucho que se pretenda disfrazar, eso ya no puede ser ya una casualidad.
Miguel Rivera cubrió con José Antonio González la ausencia del lesionado Fran Carbià y la Balona repitió el guión de las jornadas precedentes: salió bien, intensa, superando al contrincante. A los dos minutos ya tuvo en su mano cambiar el curso de los acontecimientos, pero el algecireño Alberto Fuentes, solo ante el marco, coordinó mal el salto y cabeceó muy forzado. La consecuencia es que el balón se fue alto en una de esas oportunidades que hay que convertir en gol sí o sí.
Justo cuando se cumplía el cuarto de hora llegó la segunda. Fue una acción autogenerada porJack Harper, que remató a la media vuelta a un palmo del poste. Aún existió otra, en el 19′, en un disparo de José Antonio González desde el borde del área que no pilló cacho de milagro.
Entre medias, en el 17′, se había producido una acción que acabaría teniendo enorme peso en el duelo. David Hernández vio la primera amarilla. En el 27′ el árbitro le indultó no mostrándole la segunda, para la que hizo méritos. Lo que acabaría por pasar se estaba viendo venir, pero Miguel Rivera no tenía repuesto en el lateral derecho, porque Ale Palanca está lesionado, y casi que no le quedó otra que asumir el riesgo.
A partir del 30´ las fuerzas se igualaron. Las fuerzas, porque fútbol en ese Mundial-82 no se puede esperar mucho. El balón se mueve como un conejo que oye disparos y cualquier control sobre ese césped sintético entraña una dificultad extrema. Tampoco es que la Balona tenga mucho que ofrecer en ese apartado. O se recupera y ya Ale Hernández o el club tendrá que rascarse el bolsillo. Sencillamente no hay otro jugador de su perfil y los esfuerzos de Alberto Fuentes para bajar a recibir los acaba pagando.
En ese tramo final no pasó casi nada excepto un choque tan fuerte como casual (41′) entre Carnos Cano y el minero Cristhian Britos, al que, literalmente KO, tuvieron que sacar del rectángulo de juego dos futblistas de la Balona y que se fue al vestuario para renunciar a volver tras el intermedio. A ese descanso al que habían llegado los linenses después de dilapidar tres claras ocasiones y de no haber pasado una sola situación de auténtico peligro.
Mal arranque del segundo tiempo
El comienzo de la segunda mitad fue preocupante. En el 50′ le fue anulado un gol a los anfitriones por fuera de juego de Arturo y un minuto después Álex Lázaro (que anduvo así así en las salidas) se lució en un disparo muy malintencionado de Pipo.
Justo cuando parecía que la Balompédica se estaba sacudiendo el empuje de la Minera llegó la expulsión de David Hernández. Estaba cantada. El míster dio entrada a Fran Serrano, ordenó dos líneas de cuatro, dejó a Harper descolgado, aún más solo de lo que estaba… y la Balona se aferró al sufrimiento.
En esa casi media hora final (con el tiempo añadido) el campo se volcó hacia la portería visitante. Después de haber visto a la Balona perdonar, el escenario invitaba peligrosamente a recordar lo sucedido en Almería. Pero esta vez los balonos, aunque hicieron algunas concesiones, pusieron más orden y más ímpetu que ante el filial indálico. Y la fuerza le acompañó.
Es verdad que la Balompédica estaba sometida, pero gracias a ese trabajo genroso de todos los que llevaban la blanca y negra las oportunidades locales escaseaban. Dos tuvieron los murcianos que todo hay que decirlo, asustan más por nombres de su ataque que por lo que son capaces de hacer.
En una la defensa sacó sobre la línea de meta, con Álex Lázaro ya vulnerado. La segunda se produjo segundos antes del pitido final. Pipo entró en el área como Pedro por su casa y lanzó cruzado. Lo suficientemente cruzado como para que el balón no encontrase portería.
Debutan Carlos León y Moha
Los balonos, que habían hecho debutar a Carlos León y Moha, oyeron el silbatazo definitivo como el que oye una bendición. Un punto y una portería a cero después de haber encajado seis goles en dos jornadas, es buen botín, sobre todo cuando se ha jugado media hora en inferioridad.
Es cierto que en ataque quedan muchas cosas por resolver. Pero llegados a este momento que se antoja un cruce de caminos, igual es mejor pensar que lo que sucede es que todo no se puede hacer a la vez. Que hay que ir poco a poco.