La Balona vuelve a la UCI
- Los albinegros caen ante el Orihuela en el 91′ en una jugada que nace… en un córner.
- Los linenses compiten y no merecen una derrota que les regresa a la penúltima plaza.
- La falta de fondo de armario pasa factura en el tramo final a los de casa.
- Adri Carrasco tiene que ser sustituido en el 68′ y engrosa la lista de sancionados.
- Javi Moreno: «Se nos acabó la gasolina en el minuto 80, pero el equipo lo dio todo».
La Real Balompédica Linense volvió a caer y abortó el estado de esperanza que empezaba a extenderse entre los suyos, que están deseando encontrar la más mínima para aferrarse. El equipo de La Línea dobló la rodilla víctima de los miedos, de ese cortocircuito mental que provoca su delicadísima situación clasificatoria. Los albinegros -a los que la plaga de bajas que están soportando le están haciendo un boquete considerable- sucumbió ante un Orihuela con el que compartía butacas en las catacumbas en las clasificación, pero que, empujado por sus dos triunfos precedentes a domicilio, creyó en el último tramo y eso fue determinante. Si hace dos semanas el añadido fue un balón de oxígeno para los balonos, esta vez se constituyó en un disparo en la nuca. En una jugada que tenía su origen en un córner (mejor no hacer comentarios, para que no cierren la cuenta) y después de un mal despeje el balón llegó a Goyo, que cruzó con potencia. Una derrota seguramente injusta para una Balona que compitió mejor de lo que tiene acostumbrada a su parroquia, pero que debido a la falta de fondo de armario se va descomponiendo con las sustituciones. Y eso que el chiquillo, Ale Cantera, le dio bríos cuando saltó al campo.
Está escrito que el fútbol se cobra sus deudas pendientes. Hace dos semanas la Balona evitó la derrota en el añadido y tomó aire para sumar su primer triunfo fuera. Y este domingo dejó escapar un punto que sabía hasta a bueno. Los linenses no tienen demasiados argumentos futbolísticos, pero tampoco andas sobrados de fortuna. Es lo que suele pasar cuando se está abajo. Que ni haces méritos ni te acompaña la fortuna. Que no está para uno que se suele decir.
Javi Moreno tampoco está por Jack Harper. Ni siquiera haber logrado el gol del triunfo en Puerto Real sobre el Mirandilla hace una semana le valió para estar en el once. El míster planteó un 1-4-4-2 casi de manual, con Fran Carbià un pelín por detrás de João Pedro, que ejercía de falso nueve (bueno, y sin falso) y que fue de los mejores. Eso supone que Alberto Fuentes se tuvo que ajustar al costado, donde es incpaz de disimular (tampoco tiene que hacerlo) que no se siente cómodo. Al final la realidad es que la Balona no manda en las áreas y aunque ha mejorado su trabajo defensivo y su intensidad le falta… lo que decide.
El primer tiempo fue intenso, propio de dos equipos que ni en sus peores pesadillas pudieron imaginar que se cruzarían en el subsuelo de la clasificación y que entienden que el trabajo es la única fórmula para salir de ahí. Ni unos ni otros arriesgaban. Al filo de la media hora los visitantes tuvieron que prescindir de Isnaldo, de los más activo. De lo mejorcito junto a un Alu Koroma que, muy motivado, hizo un partidazo. Se cubrieron de gloria los que le echaron de la Balona casi por la puerta de atrás con el argumento de que tácticamente tenía deficiencias. Claro, si no las tuviese anda y que iba a jugar en la cuarta categoría nacional.
En el ratillo final del primer tiempo dos disparos, uno de Ale Palanca y otro del oriolano Isnaldo que acariciaron los largueros. Lo único de un primer tiempo tan intenso y ordenado como aburrido.
Manos salvadoras de Álex Lázaro
El segundo periodo comenzó también con una acción de peligro por bando. La de los visitantes, una falta lanzada por otro exbalono, Pitu, muy bien resuelta por Álex Lázaro, quien otra vez cuajó un partido notable.
A la hora de partido entró Harper, pero el sacrificado fue Alberto Fuentes. Igual habría que haberle dado una vueltecita a esa decisión y haber movido piezas porque otros (José Antonio sin ir más lejos) andaban bastante más desafortunados que el algecireño. Pero es que a veces da la sensacion de que los cambios vienen escritos en un papel desde casa. Que no será así… o sí.
A renglón seguido se lesionó Adri Carrasco (y van..) y el doble cambio permitió que entrase Ale Cantera, con desparpajo, con ganas, y Pecellín, que lo único que hizo fue marrar un cabezazo en el segundo poste, totalmente solo (73’) de esas que resulta imposible entender que la malogre un individuo que se supone que es profesional de este deporte. Pudo cambiar el rumbo del encuentro y quién sabe si hasta el de la más inmediata competición. Hasta el momento el paso del futbolista hispalense por La Línea no puede ser más gris. Por no decir negro.
En el 70’ habían comenzado a pasar cosas. Unos y otros acariciaron el gol. Hasta que se produjo un movimiento en el campo que tenía más de psicológico que de físico, por mucho que el míster apele a la falta de gasolina. A la Balona le temblaron las piernas. Sintió el miedo que genera el que aprecia que tiene mucho que perder. Y ese miedo paraliza. Los escorpiones, por el contrario, pensaron en su triunfo copero, en la prórroga, y dieron un paso adelante.
Literalmente atrincheraron a una Balompédica incapaz de tener el balón un minuto seguido. Tampoco era tan extraño. De medio campo hacia arriba le quedaba muy poquito oficio. Y en esos momentos eso es determinante. Era de esas secuencias en las que el más y el que menos está pesando «esta gente acaba marcando».
Aschalew intentó el gol olímpico. Y en el 91’ en otra jugada que nació en un saque de esquina (ejem, ejem) un desajuste y el 0-1. No se puede perder más en modo Balona. En el añadido y de córner.
La afición, que igual ya está algo anestesiad después de dos años de inacabables sufrimientos, se quedó más con el esfuerzo (generoso) de los suyos que con su manifiesta incapacidad para enlazar dos triunfos seguidos. Los reproches se contaban con los dedos de una mano. Mejor así.
Pero esa bonanza en la grada (que ya se dejó sentir durante el juego, con un apoyo insistente) no eclipsa la realidad. La Balona es penúltima y debe afrontar ahora un doble desplazamiento a campos nada sencillos. El problema no es solo que recupere efectivos, sino cómo los recupera y el tiempo que precisan para coger la forma. Sin ir más lejos Fran Carbià no fue ni una sombra de sí mismo. Lógico después del tiempo que ha estado parado. El panorama se está poniendo realmente feo. Al final los cuatro puntos en las dos jornadas sin precedentes no eran más que un espejismo.