Temporada: 2019/20
Un triunfo de líder
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La Balona logra la victoria 300 en Segunda B al superar a un excelente Don Benito.
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Los albinegros se imponen en un duelo vibrante, muy del estilo copero.
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Tomás marra un penalti en el minuto uno y Moussa anota en el 14′.
Uffffff. La Balona ganó entre suspiros de alivio. Suspiros dentro y fuera del césped. Más que justificados, porque el rival apretó de lo lindo. Tanto, que el Don Benito mereció algún botín. Pero al final ganó la Balona, que muchas veces –las más de las veces– es lo que realmente cuenta. Por eso, porque ganó, sigue invicta y en el primer escalón de la tabla del grupo IV, aupada ahí, con San Fernando y Badajoz. Es verdad que sufrió. Es más, que a ratos sufrió de lo lindo. Pero el que espere que los partidos de Segunda B, especialmente de esta Segunda B, sean un camino de rosas se va a llevar desencantos una semana sí y otra también.
La Balona ganó un duelo que la historia dirá que le sirvió para lograr el triunfo 300 en Segunda B, que no es dato baladí. Recordará éste como un partido de Liga. En concreto de la cuarta jornada, porque así lo refleja el acta. Pero no fue esa la sensación que dejaron los de La Línea y el Don Benito, que es insólito que con todo lo que hace aún no haya conocido la victoria. Que llegará. Y más pronto que tarde.
El partido supo de principio a fin a duelo copero. A tiroteo en OK Corral. A que solo uno podía quedar vivo. Cada uno con sus cartas, con sus argumentos. Todos igual de legítimos. Igual de defendibles. Los dos, con porteros extraordinarios.
Fue un encuentro de esos que se agradece y que deja en los aficionados muchas ganas de que pasen pronto quince días para volver al Municipal. Pero claro, no hay que engañarse, no siempre va a venir el Don Benito.
La contienda empezó a estar vivo a los diez segundos. Literalmente a los diez segundos. A Mario Gómez le jugó una mala pasada un bote en falso en un césped que otrora fue su aliado. Igor Martínez anduvo listo, listísimo, para ganarle la espalda. Y el exbalono le echó mano desde el suelo y le derribó. Penalti.
Tomás Sánchez tomó el balón no sin una mirada de desaprobación de Dopi. Le pegó regular y Sebas Gil inició lo que acabaría por ser una tarde portentosa. De hecho, a renglón seguido tampoco pudo superarle el propio Igor Martínez.
El Don Benito se plantó en La Línea con línea de cinco atrás, pero era de mentirijillas. Defendía con tres y los carrileros lo eran pero sin complejos porque vivían siempre adelante. Poco a poco el equipo calabazón, impactado por el penalti inicial, se soltó y empezó a dejarse ver en el campo rival y en el 13’ un centro-chut de Santana acabó por pegar en el larguero. Por la parte alta, pero en el larguero.
Fue el tercer aviso de que la tarde prometía. Todavía se lamentaban los rojiblancos de esa acción cuando Moussa y Tomás se aliaron para sacar el balón de atrás. El primero completó una pared con Igor Martínez que se la devolvió en las entrañas del área para que solo tuviese que empujarla. Gol.
Los visitantes reclamaron con insistencia posición antirreglamentaria del que asistió. Ni las imágenes de televisión, con un plano muy corto, aclaran si existió. Pero ante la duda, que siga el juego. Los extremeños solicitaron también más tarde una mano de Bandaogo dentro del área. Dios sabe si pudo existir, pero era poco menos que imposible verla.
A partir del uno-cero empezó la fiesta. El Don Benito dio un paso adelante y la Balona dejó a Dopi descolgado arriba para pelearse con el mundo. Lo del 18 merece mención aparte. No se puede correr más. No se puede pelear más. La gente se lo está reconociendo.
En la segunda mitad cada equipo intensificó su papel. El Don Benito jugó muy bien, queriendo el balón, en algunos momentos acorralando a una Balona que se veía superada y se refugiaba en su trinchera. El tema es que el equipo de La Línea cuando se mete ahí sobrevive sin aspavientos. No se angustia más de la cuenta. Se siente muy cómodo.
Esos segundos 45 minutos, con cambios ofensivos en los visitantes incluidos, fueron un interminable cambio de golpes. Con indulto a Moussa incluido por parte del árbitro. Le perdonó la segunda amarilla, que incluso llevaba en la mano, nada más reanudarse el juego. Lo que es, es.
Mario Miquel lo intentó primero, después Dopi y del debutante Kaya se encontraron con un enorme Sebas Gil y la réplica la dio Jesús Sillero, que brindó la oportunidad a Javi Montoya de hacer una de esas paradas que le señalan como uno de los mejores porteros de la categoría. Y ahora, además, con brazalete de capitán incluido.
Los últimos cinco minutos daban la sensación de estar jugándose dentro del área de la Balona. Los aficionados locales con los carrillos hinchados de sufrir. Los jugadores visitantes, impotentes ante la exhibición de los defensas locales, entre ellos un Fabricio Danese que había relevado por sorpresa a Carrasco en el once inicial.
Parecía que en cualquier momento el árbitro iba a parar aquello para hacer la cuenta de protección porque la tensión se podía cortar. Pero nadie la necesitó.
El pitido final llegó acompañado de un rugido que parecía salir de las entrañas del maltrecho Municipal. La afición festejó el triunfo como solo se celebra lo que ha costado mucho. Una victoria de esas que deja una alegría inmensa y al mismo tiempo una cierta empatía por el rival, que hizo mucho más de lo que señala el marcador, pero le faltó la pegada. Ese equipo acabará por sonreír, al tiempo.
La Balona sigue ahí arriba. Sin perder. Divirtiendo. Y quitando a unos 850 que apostaron desde el principio por el proyecto, el resto se lo quería perder.