2024/252º FederaciónNoticiasResultados

Coscorrón inoportuno

  • La Balona, desubicada, ve cortada su racha triunfal con una derrota merecida ante un Almería B muy superior.
  • La descollante actuación del meta Álex Lázaro mantiene vivos a los linenses hasta el final.
  • El árbitro no decreta penalti en una acción dificilísima de juzgar sobre Fran Carbiá en el último minuto.
  • Javi Moreno: «El penalti es muy claro y el árbitro sabe que es penalti».

La estadística demuestra que a la Real Balompédica Linense se le atragantan de manera muy especial los siempre nocivos excesos de euforia. Esos partidos que arriman más gente (esta vez casi 2.500) a la grada al olor de los triunfos precedentes. Esos en los que llegan precedidos de cábalas sobre el puesto que la Balona ocupará cuando lo gane sin reparar en lo peligroso que es en esto del balompié vender la piel el oso antes incluso de haber armado el trabuco. Pues una vez más se repitió la historia. Solo que en vez además de maleficios e infortunios al uso lo que se cruzó con el equipo de Javi Moreno fue un auténtico equipazo, un Almería B que fuera de casa se siente como pez en el agua y que se hizo acreedor al triunfo del principio a fin. De no haber mediado una actuación cum laude del meta Álex Lázaro, la herida hubiese sido de las de dos trayectorias. Y no había un momento más inoportuno para eso.

Pero como este bendito deporte es como es, queda la duda de si la victoria del Almería B además de merecida fue justa. Una falta en el último minuto del añadido sobre Fran Carbià pudo producirse dentro, fuera o en la misma línea del área (que para el caso es lo mismo que dentro). Es muy probable que se fuese un penalti al limbo que pudo cambiar el resultado (luego hay que meterlo). Pero eso, quizás. Tampoco hay que olvidarse de que en la primera mitad una mano de David Hernández dentro del área dejó sin respiro a más de un balono en la grada. Con todo el Comité haría bien en no enviar árbitros señalados por su procedencia (en este caso de Linares, cuyo equipo es rival directo de la Balona) a partidos como éste. No porque Enrique Pareja Nieto sea un maleante de la vida -que pueden dar por seguro que no lo es- sino por evitar suspicacias innecesarias.

De hacer cuentas para asaltar la quinta plaza a volver a mirar con receloi hacia abajo. Así es el grupo IV de la Segunda Federación, en el que una sola jornada cambia las dinámicas, las sensaciones. La Balona, que venía lanzada, se estrelló en un Almería B superior. Sin ambages, muy superior. Sin duda, el mejor equipo que ha pasado por el Ciudad de La Línea desde que arrancó el curso. Casi seguro, el más brillante, el más agradecido desde que la Balona dio con sus huesos en la cuarta categoría nacional. Un bloque dinámico, preñado de talento con un ramillete de jugadores (Marsu, Joan Gázquez, Manu Morillo… ) a los que da gusto ver. Vertical, desenfadado, ambicioso, que ganaba cada duelo individual… Un conjunto por el que vale la pena pagar una entrada. Un rara avis en esta división tan miserable en lo que al trato con la pelota se refiere.

La primera media hora fue una exhibición del filial almeriense ante una Balona desdibuajada, desorientada, dubitativa. A los seis minutos ya realizó Álex Lázaro su primera intervención de mérito. Los visitantes tuvieron otras tres de esas que ahora se denominan flagrantes antes de la media hora, la última otra vez abortada por el cancerbero albinegro.

Los locales se desperezaron en el último cuarto de hora. Incluso se hicieron visibles en el área rival en dos ocasiones, aunque en ninguna tuvo que intervenir el portero almeriense.

El empate sin goles era el mejor botín al que podría haber aspirado la Balompédica tras un primer tiempo entretenido. Entretenido por lo que aportaba el Almería B. Una vez más queda patente que a esta Balona le va más la pelea cuerpo a cuerpo que negociar con el esférico. Por eso se siente más cómoda fuera que en casa. Los de La Linea abusaron del pelotazo, no encontraron nunca a Harper (ni más tarde al debutante Danbi Villa) y dieron siempre la sensación de estar incómodos. Como si se le hubiese indigestado tanto elogio después de sus últimos marcadores. Y como si echasen de menos esas cositas que aporta el sancionado João Pedro y que no parecen estar en el repertorio de ninguno de sus compañeros.

Llegó el 0-1

Nada más comenzar el segundo tiempo llegó el gol. Lanzó Ballesteros, Álex Lázaro hizo otro auténtico paradón, Fran Moreno tuvo la desgracia de perder pie cuando trataba de despejar y Joan Gázquez se lanzó al suelo e introdujo el balón en el marco.

El gol dejó noqueada la Balona. Que con el 0-1 sí sentía con una de sus rodillas sobre la lona. Los cambios no aportaron nada. Bueno, excepto Fran Tena, que no tardará en ser titular, porque tiene prestaciones que sus compañeros no manejan.

En todo momento dio la sensación de estar más cerca el 0-2 que el empate. Hasta por tres veces (una de ellas, otra vez con el portero balono como protagonista) indultó el filial a una Balona que nunca encontró un patrón de juego. No era una cuestión de falta de actitud, sino de falta de criterio, de orden.

Al último cambio le sobró la patada a una botella de agua de Adri Carrasco, al que reprendió su entrenador. Mejor pensar que era más fruto de la frustración consigo mismo que una protesta por la decisión del míster.

En el empuje final, alguna escaramuza albinegra, una de ellas una ocasión de Fran Carbià que resulta incomprensible que no acabase en gol… y la jugada de marras. Una de esas que no merece un árbitro que estaba teniendo una buena actuación. Y menos si no cuenta con ayuda tecnológica.

El colegiado señaló falta sobre Fran Carbià, cuya pierna de apoyo estaba fuera. Parecer parece que el impacto se produce dentro y que, por lo tanto, era penalti, pero sin VAR y sin la perspectiva adecuada, afirmarlo con rotundidad sería una temeridad. Es de esas acciones que si se pitan bien pitadas están y si no… pues a escupir a la calle. Después de lo que se vio el miércoles en el Real Madrid-Celta hablar de hurto y justificarlo todo con esa acción sería hasta grotesco.

Lo cierto es que ganó el Almería B y que aun dando por bueno que esa acción polémica pudo salvarle un punto a la Balona, no debe servir para eclipsar lo mucho que le cuesta al equipo albinegro imponer sus normas en casa.

¡Ah! y futbolísticamente, ni el miércoles eran aspirantes a la Champions ni ahora hay que desempolvar los gritos de ¡Vete ya! que por estos lares se suelen mover los estados de ánimo en esa horquilla. Sencillamente, ésta es la realidad de este grupo. Y con eso hay que convivir hasta final de liga.

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