La Balona sale invicta de un campo casi inexpugnable
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Los albinegros perdonan en un primer tiempo en el que son mejores.
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El Yeclano se viene arriba tras el descanso y los linenses acaban pidiendo la hora.
- Mere: «Hay que poner en valor el punto conseguido en un campo complicado».
La Real Balompédica Linense se mantiene invicta después de tres jornadas en una Segunda Federación que está demostrándose mucho más indigesta de lo que pensaba la mayoría. El equipo de Baldomero Hermoso Mere sumó un punto en su visita al Yeclano. Un resultado que sabía a poco, a muy poco, después de la primera mitad, pero que en el cómputo de los noventa minutos se puede considerar justo, si no generoso. No es mal resultado. Los albinegros salen indemnes de un campo en el que la estadística dice que es poco menos que imposible ganar (lo han logrado cuatro en los últimos 36 compromisos ligueros). Con todo, los visitantes acrecientan la sensación de que carecen de un hombre gol que pueda monetizar los buenos momentos del conjunto albinegro en ataque.
Nada tiene que ver este partido con la visita de la Balona hace tres años a este mismo escenario, donde poco menos que hizo el ridículo días después de haber sido eliminada de la Copa. El de este domingo es uno de esos partidos que los clásicos escribían que habían tenido un tiempo para cada equipo.
El conjunto de La Línea volvió a dejar la sensación de que sabe sufrir cuando corresponde y que no rehúye el contacto físico, pero que lo mejor lo da cuando triangula y mueve el esférico con criterio, casi siempre con un cada vez más maduro Joao Pedro como inductor. La prueba es que cuando el brasileño, exhausto, fue relevado, casi desapareció el juego colectivo, la creatividad de los visitantes, y eso que el técnico puso sobre el césped a Dani Santafé.
En los primeros compases los dos conjuntos se estudiaban. En un campo que estaba mejor de lo que habían pintado unos y otros practicaban fútbol directo. De mucho contacto. Muy físico. Y aunque Fran Carbíà trató sin suerte de llegar a un buen pase en una situación ventajosa, en esos minutos se veía poco fútbol y las ocasiones brillaban por su ausencia.
Poco a poco la Balona impuso sus normas. Lanzó el balón al suelo, comenzó a tocar y con eso a adueñarse del tempo del juego, aunque curiosamente el primer susto se lo llevaron los albinegros. Poco después del cuarto de hora una desafortunada cesión hacia el marco de un muy revolucionado Ángel Mancheño estuvo muy cerquita de sorprender a Facundo Ackerman.
De hecho, el Yeclano solo tuvo una más de auténtico peligro a lo largo de toda la primera mitad y fue también como consecuencia de otro error propio de los de La Línea, en este caso del propio cancerbero uruguayo, que a pesar de dejar el marco a cero, no tuvo su mejor tarde.
De la mano de Joao Pedro, que era el futbolista con más chispa, los visitantes comenzaron a dejarse ver por el área contraria. El propio jugador brasileño, que se topó con el meta local Sergio Díaz, y el centrodelantero canario Aridane Santana por dos veces tuvieron en sus manos que la Balompédica se marchase por delante en el marcador al descanso, pero no atinaron con el marco.
La Balona había sido mejor en la última media hora de la primera entrega, pero no había sido capaz de cristalizarlo en el marco y estuvo muy cerca de lamentarlo. Aquello de que el que perdona, paga.
El segundo tiempo fue una historia absolutamente diferente, en buena medida como consecuencia de la aportación de los dos jugadores que el técnico local, Adrián Hernández, introdujo tras el paso por la caseta: Clemente Iniesta e Iván Pérez.
El Yeclano apretó, llevó el juego a su lenguaje árido. El partido se tornó áspero, porque mandaba un bloque que está justito de calidad, pero que maneja como pocos lo que se ha dado en llamar el otro fútbol.
Con todo, los locales tienen motivos para quejarse ya que en los primeros compases de este segundo periodo el árbitro indultó al defensa balono Jorge Morcillo, que había visto una amarilla nada más arrancar la primera mitad. En una acción impropia de un futbolista de su experiencia soltó un manotazo a la cara de Silvente. La acción por sí misma hubiese merecido la roja. El árbitro no le mostró ni la segunda amarilla.
Todo este segundo periodo estuvo controlado por los locales. Los cambios no le dieron resultado a Mere, porque lejos de mejorar el grupo, éste perdía fuerza. Los linenses sufrieron, entre otras pocas porque su portero Facundo Ackerman demostró en más acciones de las deseables una inseguridad que se transmitía al resto, aunque esta vez, como queda dicho, no tuvo consecuencias.
En medio de ese mal rato, dos chispazos permitieron a la Balompédica volver a tener dos oportunidades. Ambas por medio de un Chema Moreno tan trabajador como desafortunado en la finalización.
Los murcianos lo intentaron hasta el pitido final, disfrutaron de ocasiones y reclamaron con insistencia un penalti en la última jugada por manos de un defensa visitante, pero la Balona regresa con un punto con sabor contradictorio: en el primer tiempo perdonó a su rival y en el segundo acabó suplicando que el árbitro decretase el final. Vaya lo uno por lo otro.